SURMAULE

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Escuelas Concentradas y Mercado Central: avances ciudadanos por el derecho a la ciudad

Por Francisco Letelier Troncoso, sociólogo ONG Surmaule – Diario El Centro 17/04/2013

Desde hace tres años venimos sosteniendo que el proceso de reconstrucción pos terremoto ha tenido un sesgo ideológico neoliberal. Esto significa, en la práctica, que se ha dejado al mercado decidir qué es lo que se hace, cuando y para quién. Un instrumento utilizado con estos fines fueron los Planes de Reconstrucción Sustentables (PRES), que en Talca fue financiado y ejecutado, en tres meses, por una empresa inmobiliaria de Santiago de propiedad del grupo económico Hurtado Vicuña.

Los ejecutivos de la empresa recomendaron al municipio someter la reparación del Mercado Central a la a Ley de financiamiento urbano compartido e incorporar un supermercado en su subterráneo. Así mismo, recomendaron la demolición de las Escuelas Concentradas, definiendo un nuevo uso para el suelo donde estas se emplazan. En resumen, se trataba de modernizar (no de reconstruir) la ciudad incorporando en la lógica inmobiliaria las dos manzanas más caras de Talca.

Hace algunos días conocimos la decisión del grupo Saieh de retirar de su propuesta de recuperación del Mercado la idea de estacionamientos subterráneos y un supermercado, haciendo una intervención  menos invasiva y más acorde con lo que la comunidad demanda.  Hace menos tiempo aún hemos conocido que el Concejo de Monumentos Nacionales ha  declarado a las ex Escuelas Concentradas Monumento Nacional. Esto significa que ha reconocido el valor social, histórico, cultural y arquitectónico del edificio y su uso colectivo.

Estos hechos no obedecen a la pura voluntad empresarial o pública, son más bien fruto de un trabajo arduo y sostenido que la ciudadanía ha desarrollado en los últimos años. Esta ciudadanía ha logrado que la rehabilitación del Mercado y de las Escuelas Concentradas recupere su condición de asunto de interés común. Han logrado, a partir de su perseverancia, de su capacidad para construir redes y de su aprendizaje técnico, ser contrapartes de las decisiones del Estado (y del Mercado) e incidir en ellas. Estamos, sin duda alguna, frente al inicio de un nueva etapa en la actuación de la ciudadanía talquina y su capacidad para construir la ciudad.  Como ONG Surmaule y Escuela de Líderes de Ciudad, estamos orgullosos de haber aportado en algo en este avance.

 

Comenzaron Diálogos Locales en las comunas costeras del Maule

En el contexto del proyecto de Proyección al Medio Externo del CEUT – Centro de Estudios Urbano-Territoriales, se desarrollaron durante los últimos días las primeras instancias de diálogo territorial, específicamente en las comunas de Pelluhue y Chanco.

Los diálogos se llevaron a cabo con la participación de líderes y dirigentes de organizaciones locales y funcionarios públicos; ello, apuntando por un lado a difundir los resultados más relevantes que ha generado el CEUT en torno al territorio, con miras a promover la apropiación de algunos de estos conocimientos por parte de los actores sociales, como parte de los procesos de toma de decisiones a nivel local. Y por otro lado, desarrollando un diagnóstico participativo, identificando y analizando hitos importantes (conflictos, eventos, movilizaciones sociales, etc.) de construcción y/o gestión del territorio, para gatillar la reflexión en torno a los actores que están construyendo el territorio en cada lugar, sus roles, capacidades, debilidades y expectativas.

Los próximos diálogos se llevarán a cabo en las comunas de Cauquenes, Licantén, Vichuquén, Curepto y Constitución, y posteriormente el proyecto entrará en la fase de construcción de un manual para el fortalecimiento de la gestión territorial, para luego finalizar con dos escuelas de formación para dirigentes sociales en los mismos temas.

La iniciativa cuenta con el financiamiento del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, y buscará facilitar la problematización de la realidad local desde los propios actores, con el fin de definir desde estos los temas que deberán ser abordados prioritariamente en los futuros procesos de investigación.

Surmaule Diálogo Local Pelluhue

Una mirada sobre la ruralidad

Por Marta Cortés-Monroy Jara – Diario El Centro, 29/03/2013

Una nueva plataforma de reflexión e investigación social se articula en la región. El Observatorio de la Ruralidad en el Maule ha puesto su atención en la problemática del campo más allá de la pobreza. Los daños del 27-F están en la mira.

La ruralidad, su identidad y desafíos han concentrado a la Universidad Católica del Maule (UCM), a la Fundación Superación de la Pobreza y a ONG Surmaule, en un trabajo común: acercarse a la problemática rural conformándose en un observatorio; un espacio de reflexión, investigación y divulgación de la realidad que, a ojos de sus propios protagonistas, se asocia con una menor cantidad y calidad de oportunidades respecto a la ciudad.

Es a partir de esta exclusión -acentuada por los efectos del terremoto y tsunami del 27/F- que en conjunto con el Centro de Estudios Urbano Territoriales (CEUT), el Observatorio de la Ruralidad en el Maule se ha propuesto para el 2013 abrir la discusión a otras instancias, incluyendo a los habitantes del campo que, hasta ahora, han sido excluidos del proyecto de desarrollo que los convoca,  así como del proceso de reconstrucción -que al 31 de diciembre del año pasado presentaba un avance del 53%, según cifras oficiales.

La incómoda ruralidad

Rodrigo Olivares, jefe territorial Maule Sur de la Fundación Superación de la Pobreza, entiende que la falta de atención a la problemática campesina tiene que ver, en primer término, con que “la ruralidad es incómoda para el funcionamiento del modelo de desarrollo; es incómoda porque representa lo atrasado, lo no deseado, lo precario, lo aislado, lo de complejo acceso, lo pintoresco”. En segundo lugar -agrega-, “la ruralidad, se ha transformado en un territorio de fácil explotación, sin mayores regulaciones”.

Así, ser parte del mundo rural  maulino arroja paradojas como la siguiente: “hoy se puede vivir en la ruralidad sin tener tierra”, dice Olivares. Y detalla sobre los efectos del terremoto que “la reconstrucción en la ruralidad ha sido poco pertinente en lo habitacional, cultural, geográfico y ambiental” por la ausencia de una política pública específica y la acción del mercado inmobiliario como regulador del proceso”.

En términos más generales, y mirando el aspecto económico, Stefano Micheletti de ONG Surmaule, advierte que las economías rurales logran con mucha dificultad un equilibrio duradero y sostenible de la producción, sin la ayuda y el subsidio estatal, “señal clara de las dificultades que conlleva apostar por un modelo de desarrollo centrado solamente en la agroindustria”, concluye.

 

El terremoto y el campo

Hoy, desde la óptica del Observatorio, vivir en el campo maulino no es fácil. Menos después del 27/F. Ni siquiera, indican los expertos, se tiene acceso a un registro total del daño en las zonas rurales de las comunas maulinas, donde el desastre dejó huella.

Con todo, hay que mencionar que según el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, la cantidad de damnificados en las veintiséis comunas rurales del Maule suman 42.737, casi el doble de los cuantificados en las cuatro capitales regionales.

Pero más allá de las cifras, el contexto de reconstrucción fuera de la ciudad es complejo. Dificultades de acceso a la oferta de soluciones, dispersión geográfica de sus habitantes, débil gestión de los gobiernos locales, de las propias familias y bajo atractivo para la intervención de las empresas inmobiliarias; marcan la situación.

Micheletti subraya que la reconstrucción en sectores rurales debió considerar una mayor participación del estado: “dejar al mercado la tarea de reconstruir en estos territorios, ha significado marginarlos de la posibilidad de recuperarse a nivel habitacional tras el terremoto, como manifestaron hace poco varios alcaldes de la región”.

Por consecuencia, las soluciones de vivienda han considerado construcciones estandarizadas y agrupadas (tipo villorrios) que poco tienen que ver con las tradicionales casas del campo maulino, capaces de albergar familias extendidas, desarrollar economías domésticas o actividades silvoagropecuarias y testimoniar, en muchos casos, la historia patrimonial de las localidades donde están.

La Ruta de las Caletas del Maule

Desde el Centro de Estudios Urbano Territoriales (CEUT), Alejandra Rasse y Claudia Concha desarrollan una investigación sobre el caso Ruta de las Caletas del Maule; proyecto que lideró la empresa minera Antofagasta Minerals con una inversión cercana a los 5mil millones de pesos.

Según explican las académicas en su informe preliminar, esta iniciativa se concibió tras el 27/F como una oportunidad de desarrollo productivo para las localidades pesqueras; combinando la reconstrucción de las caletas con la creación de restaurantes y la consiguiente explotación del turismo en la zona.

Cabe señalar, que ante el planteamiento de la minera, la Ruta contó con el apoyo de autoridades regionales y locales, siendo acogida también por los pescadores. Pero en su transcurso, enfrentó una serie de problemáticas que han llevado al desuso de la mayoría de los restaurantes construidos.

“El plan no ha conseguido implementarse tal como se pensó. Una de las dificultades mayores ha sido la gestión de los locales de comida que, en el mejor de los casos, han arrendado emprendedores gastronómicos que no necesariamente pertenecen a las localidades damnificadas”, indica Claudia Concha.

De acuerdo a las investigadoras, el proyecto se enfrenta a lecturas distintas entre los actores involucrados. Así, la idea de la ruta gastronómica partió desde el mundo privado para ser ajustada participativamente con los habitantes de cada localidad. “Y esto llevó a que, en varios de los casos, el proyecto no se adecuara a la realidad de cada territorio”, aclara Concha.

Adicionalmente, la relación entre los privados, gobiernos regionales y locales no fue fluida. “Cada actor tenía distintas expectativas y concepciones respecto a su rol y el de los demás, por lo que en muchos aspectos hubo vacíos que, por una parte, retrasaron y dificultaron el proceso; y por otra, dejaron a los pescadores sin una contraparte para dialogar, y sin un representante que pudiera poner sobre la mesa sus intereses”, señala la académica.

En definitiva, para muchos pescadores la instauración de una nueva actividad productiva quedaba lejos de cubrir sus necesidades. “el restaurante no es visto como una oportunidad de negocio porque, según cuentan los pescadores, este tipo de actividad no corresponde a lo que ellos saben y quieren hacer. De ahí que el objetivo del proyecto debió ser la reconstrucción de lo que tenían previamente, como oficinas, cámaras de frío y salas de reunión”.

El informe de Rasse y Concha añade que las obras han presentado deficiencias constructivas, pero que “dado que la ejecución del proyecto fue supervisada por la minera, y la obra pertenece al estado, los pescadores no tienen las atribuciones suficientes para subsanar tales deficiencias”.

Las conclusiones expuestas sobre uno de los casos más emblemáticos de reconstrucción en el borde maulino, se circunscriben a un estudio cualitativo en curso, que consideró entrevistas a los sindicatos de pescadores de las seis caletas del Maule -Boyeruca, Duao, Pellines, Loanco, Pelluhue y Curanipe-, líderes comunitarios locales, autoridades municipales, SERNAPESCA, Dirección de Obras Portuarias y Antofagasta Minerals.

Surmaule-Rural

Capital humano y agregación de valor: prioridades para el Maule

Por Francisco Letelier Troncoso, sociólogo ONG Surmaule – Diario El Centro, 03/04/2013

Como nunca antes el desarrollo regional será relevante en la discusión presidencial y parlamentaria que se inicia. En este contexto quisiera compartir algunas reflexiones y propuestas.

Nuestra región es una de las menos desarrolladas. Estamos al final del ranking de competitividad, de desarrollo humano, de ingresos, entre otros. Percibimos que nuestro territorio otorga menos oportunidades y nuestro sentido de pertenencia es débil. De las 6 ciudades con mayor proporción de personas que perciben el sueldo mínimo a nivel nacional, 3 son maulinas.

Todo lo anterior se contradice con nuestra gran disponibilidad de recursos naturales; somos la tercera exportadora de productos agrícolas, segunda en forestales y cuarta en total de exportaciones. Somos también la cuarta generadora de energía eléctrica del país. ¿Por qué no logramos desarrollarnos entonces? Existen al menos dos factores relevantes: i) somos la segunda región con menor capital humano y mantenemos esa posición desde 1997 y ii) tenemos una industria que agrega poco valor a los recursos naturales y, por lo tanto, genera empleos precarios.

Para superar nuestra brecha en capital humano se requiere una revolución en nuestra manera de entender la educación. Como región debemos ser parte de una discusión nacional al respecto, siendo capaces de introducir nuestros desafíos propios.

En el Maule, la especificidad está dada por la precariedad de nuestro capital humano y la necesidad de construir una base productiva que mejore la calidad del empleo y del ingreso, en lo urbano y en rural. Aquí es clave plantearse metas concretas en: escolarización, nivelación y certificación de competencias, fortalecimiento de la educación técnica, pertinencia de la oferta de formación profesional, vínculo escuela – universidad y empresa, desarrollo de competencias de emprendimiento, entre otros.

Junto con lo anterior, debemos generar condiciones para transformar los conocimientos, capacidades e intereses de los maulinos en proyectos productivos que agreguen valor a nuestros recursos, generen empleos de calidad y pongan en valor nuestras identidades.

Todo esto requiere una plataforma publica de capacitación, asesoría, redes y financiamiento, una «nueva CORFO» centrada no en el capital, sino en las personas y en su capacidad de construir valor.

Para lo anterior se requiere de una reforma tributaria que permita construir una base impositiva regional. En el caso nuestro, por ejemplo, industrias extractivas o de fuerte impacto ambiental, como la forestales, la pesquera y la de generación de electricidad, podrían pagar un royalty por el uso de los recursos naturales.  Debemos ser capaces de concertarnos para alcanzar objetivos regionales y debemos tener la fuerza para ponerlos en la agenda nacional. Un punto de partida es poner las cartas sobre la mesa y aquí intento aportar en esta dirección.

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Crecimiento y segregación en Talca

Daniel Giacaman Zaror, Diario El Centro, domingo 24 de marzo de 2013

“La ciudad se ha expandido inorgánica e irracionalmente, porque no ha existido  regulación publica, y eso ha provocado que se vaya fragmentando”, sostiene  el sociólogo de ONG Surmaule y del CEUT Francisco Letelier

Con preocupación anali­zan diversos expertos la actual realidad de la ciudad de Talca, que poco a poco ha ido disgregándose de la mano del aumento demográfico y de la expansión geográfica, llevando a muchos de sus habitantes a instalarse en sectores periféricos donde las condiciones de vida dejan mucho que desear. Letelier sostiene que “la ciudad se ha expandido inorgánica e irracional­ mente, porque no ha existido regulación publica, y eso ha pro­vocado que se vaya fragmentando”.

El profesional recalca que “si eres una persona que tiene buen estándar de ingresos, puedes ir a vivir a lugares donde hay áreas verdes y servicios más exclusivas, como en el sector de Las Rastras; el área urbana de Talca ha crecido enormemente durante los últimos años. Y sino, debes conformarte con vivir en la oferta de vivienda social que el inmobiliario decida donde construye. Si tu tienes más recursos, puedes pagar una mejor ciudad”, sintetiza.

Revisa el reportaje completo el el sitio web de la ELCI:

Haz clic para acceder a crecimientoysegregacionentalca_p1.pdf

Haz clic para acceder a crecimientoysegregacionentalca_p2.pdf

Surmaule segregación

La expansión de Talca

El análisis realizado por la Escuela de Líderes de Ciudad demuestra que la mayor cantidad de áreas verdes dentro de Talca se encuentran en el sector céntrico, siendo aquellas las que están en condiciones más óptimas. En cambio, en sectores más periféricos, como el norponiente o el suroriente, las áreas verdes son casi nulas.

Francisco Letlier, sociólogo de ONG Surmaule e integrante del CEUT, señala en una entrevista al diario El Centro para el reportaje «Crecimiento y segregación en Talca» que «tenemos un plan regulador medio bipolar, con una tendencia a cierta densificación, pero al mismo tiempo ampliamos en seis mil las hectáreas urbanas, por lo tanto, en ese contexto lo único que se produce es que los pobres se vayan a la periferia y que la densificación sea para sectores más acomodados».

Click aquí para ver la infografia:

Haz clic para acceder a infografia.pdf

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La política, otro bien público mercantilizado

Por Marcelo Gutiérrez Lecaros – Diario El Centro, 20/03/2013

La definición clásica de Democracia (Gobierno del pueblo) dista bastante de los ejercicios cívicos a los cuales somos convocados, entendiendo que gobernar no sólo se reduce al sufragio. Lo grave es que esto pareciera ser un hecho asumido; quizás con un dejo de desesperanza y en los mejores casos con algo de rebeldía. Incluso cuando se dice que vivimos en una sociedad democrática neoliberal no nos parece extraño, a pesar de la contradicción ¿Puede una sociedad gobernada por el pueblo convivir con una ideología que concibe el poder en el área de las minorías privadas que manejan el mercado y no en la dimensión de lo público?

Si bien hemos ido reconociendo la mercantilización de la educación, de los recursos naturales, de los bienes públicos en general, pareciera que mantenemos una disociación entre lo que somos como sociedad de mercado y nuestro sistema político.
Ya en 1944 el historiador y antropólogo Kar Polanyi nos decía que las “sociedades de mercado” se caracterizan por una generalización de la mercantilización y el reforzamiento de las desigualdades. Gustave Massiah, del Foro Social Mundial, agrega que el “fundamentalismo mercantil” produce la mercantilización de la sociedad política con consecuencias tales como el rechazo a los excluidos, a “los sin”: sin vivienda, sin tierra, sin empleo, sin papeles. Y en el ámbito de la política formal a los “sin partido”.

La política mercantilizada se transforma en un bien exclusivo, el poder se ha transformado en mercancía y por lo tanto en un bien privado que proteger. Los votos han llegado a ser moneda de cambio para comprar beneficios comunitarios, más aún para comprar favores y puestos de trabajo en los  peores casos.

En este escenario, en que las leyes del mercado rigen nuestro sistema político, tal como un pequeño productor junto a un gran supermercado, ¿qué posibilidad tiene un ciudadano “de a pie” de emprender una carrera política para acceder al poder formal? En ambos casos la cooptación y la subordinación están a la vuelta de la esquina.

Asimismo, como se consagra el derecho a emprender económicamente se consagra el derecho a la participación política. No obstante, ambos derechos se enfrentan a un contexto de profundas desigualdades; desregulación explícita para los grandes acumuladores (de capital y poder) y regulación implícita para los “micro-emprendedores”, lo que en política se traduciría en una serie de desventajas: menos poder para negociar adhesión, poca capacidad mediática, menos recursos, pero por sobre todo depender de la voluntad política de los conglomerados, aún para medirse en igualdad de condiciones.

Para desnaturalizar la mercantilización de la política debemos partir por entenderla como un bien público, observándola bajo el prisma de la democracia pura sin maquillajes, para así discernir si los discursos son consecuentes.

Dada nuestra subjetividad influenciada por una lógica neoliberal, seguramente esta nueva perspectiva nos parecerá extraña. No obstante, estoy seguro que es una extrañeza que hace mucho sentido,  como cuando vemos las experiencias de empoderamiento comunitario y las nuevas apuestas políticas ciudadanas. Una extrañeza que nos debe invitar a reconocernos como una mayoría excluida, pero con poder para producir cambios reales.

Marcelo Gutiérrez Lecaros

Observatorio de Ruralidad expone en Inducción Servicio País 2013

Tras la invitación de la Fundación para la Superación de la Pobreza, y en el contexto del proceso de inducción de los 32 nuevos profesionales de Servicio País 2013, el Observatorio de la Ruralidad se hizo presente en la localidad de Iloca para aportar al debate y análisis del territorio regional que se está desarrollando en estos días.

La identidad regional, el aporte de la ruralidad al desarrollo local y las consecuencias del modelo de reconstrucción pos terremoto, fueron algunos de los temas que se tocaron en el conversatorio, espacio de reflexión que contó con la presencia de Cristian Orellana, artista visual que trabaja con comunidades rurales, y de Patricio Uribe, Director Regional de la Fundación para la Superación de la Pobreza.

Según Stefano Micheletti – co-coordinador del Observatorio – la ruralidad “se ha definido históricamente como “lo que no es urbano”; hoy día esta definición no es suficiente, y es necesario apostar por nuevas formas de comprender lo rural, las que permitan generar un relato identitario inclusivo a nivel regional y que favorezcan la creación de un proyecto de desarrollo cuyo eje central sea la ruralidad. En este sentido, los profesionales de Servicio País que se integrarán a diferentes comunas, tienen una tarea importante, entendiendo lo local como un espacio importante de transformación social.

El Observatorio nace del compromiso de la Universidad Católica del Maule, el CEUT – Centro de Estudios Urbano-Territoriales, la Fundación para la Superación de la Pobreza y ONG Surmaule, con el objetivo de promover la reflexión académica, la actoría social rural, y el desarrollo de políticas y programas para la ruralidad, a través del monitoreo y análisis de las políticas públicas e indicadores sociales. Se propone así concentrar el foco del trabajo en la actoría social, estructura de oportunidades y reconocimiento simbólico de la ruralidad, alejándose de los conceptos duales que la contraponen a lo urbano y proponiendo un nuevo marco para la lectura de los procesos rurales.

Surmaule Servicio País

Ciudadanizar la política y politizar la ciudadanía

Por Francisco Letelier Troncoso, Sociólogo ONG SURMAULE, Precandidato a diputado por Talca – Revolución Democrática

Hace 4 meses iniciamos la construcción de una candidatura al parlamento por Talca, distrito 37. Un grupo de ONGs, organizaciones sociales y el naciente movimiento Revolución Democrática tuvimos una mirada común: la necesidad de inundar la política de nuevos sentidos, prácticas y desafíos. Dijimos que era importante re vincular lo social y lo político, dijimos que la política nos pertenecía a todos y todas y que como instrumento de transformación de la sociedad era importante recuperarla.

Tal como lo planteó Norbert Lechner, entendemos la política como el proceso siempre complejo de construcción del futuro que deseamos. Es un espacio de disputa, de acuerdo, de negociación, de conflicto y de diálogo, donde los sueños, las aspiraciones y las utopías deben tener cabida. Hoy, sin embargo, la política es básicamente la administración del poder en el marco de un espacio muy reducido de decisiones y opciones de futuro. El espacio no de lo deseable, sino de lo posible.

Para hacer una analogía, digamos que la política, como la entendemos, es una alameda: podemos utilizarla como un camino para ir de un lugar a otro, pero también podemos habitarla, sentarnos, conversar, jugar con nuestros niños y niñas. Podemos utilizarla como un espacio para soñar e imaginar y podemos caminarla en distintas direcciones. Una alameda es a la vez camino y lugar. La política tal como existe hoy, al contrario, se parece más a una carretera: todo rápido, no hay tiempo para nada más que para conducir en una sola dirección, sin importar a donde nos lleve la ruta. En una carretera solo se conduce, no se juega, no se dialoga, no se sueña.

La política, tal como existe hoy, está al servicio de un modelo de sociedad que no requiere (ni quiere) espacios de deliberación, conversación, opinión, ni crítica. Las definiciones de fondo ya están hechas, ya están tomadas. El margen de movimiento es pequeño, no es sustantivo. La mayoría de las respuestas están en el dogma neoliberal, otras, simplemente, en el dogma de los poderosos.

Es a «esta política neoliberal» a la que le hemos querido salir al paso desde una perspectiva ciudadana. Queremos detener o alterar el flujo inconsciente de esta carretera unidireccional. Queremos bajarnos del auto, salir al descampado y ver que hay otras opciones. Para ello estamos disponibles a compartir con otros, a debatir y por supuesto a equivocarnos. Respetamos la diversidad y también reconocemos los esfuerzos que se hace desde lugares distintos al nuestro. Somos, como ciudadanos y como Revolución Democrática, no más que otros viajeros a quienes la ruta tradicional nos tiene cansados.

Por lo anterior, nuestro alegato no pone el énfasis en criticar a los que hoy hacen la política o a sus partidos, sino en hacernos un llamado a nosotros mismos: ciudadanos y ciudadanas. Somos nosotros los que debemos detener nuestros autos y «retomar la caminata». Nosotros tenemos la responsabilidad de decir: ¡basta! Nosotros debemos terminar con el perjuicio de que la política es mala o sucia. Nosotros ¡somos políticos! políticos y ciudadanos, ambas cosas a la vez. Cómo ciudadanos y ciudadanas tenemos el derecho demandar cambios, como políticos y políticas tenemos el deber de participar activamente en la búsqueda de caminos alternativos.

Apelaremos a todas aquellas personas, hombres y mujeres, que quieren pasar de la queja a la acción, que quieren salir de las cómodas carreteras para construir nuevas alamedas. El que quiera un cambio y no se levanta de su asiento para asumir un rol, por más grite y vocifere contra «los políticos» no está haciendo ningún aporte, su voz solo resonará por unos minutos y luego se perderá en medio del feroz ruido de la carretera neoliberal.

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Simbólica entrada a clases en las Escuelas Concentradas

Cientos de estudiantes de las escuelas Carlos Salinas y José Manuel Balmaceda se manifestaron hoy, junto a sus padres, madres y apoderados; en el frontis del edificio donde antes estuvieron ambos establecimientos, conocidos como Escuelas Concentradas.

A la exigencia de reconstrucción del edificio que, a tres años del 27-F, continúa pendiente, se sumaron ciudadanos y organizaciones sociales de Talca. “A mí me sirve más un colegio que un mall”, “Yo quiero mi colegio y no quiero vivir de allegada en otro”, fueron mensajes que podían leerse en las pancartas que los asistentes levantaron.

La actividad fue convocada el mismo día en que miles de alumnos y alumnas comenzaban su ciclo escolar 2013. De hecho, la totalidad de los estudiantes del establecimiento Carlos Salinas no asistieron a clases regulares en la jornada y los de la escuela José Manuel Balmaceda se reintegraron una vez finalizada la actividad.

Las entidades organizadoras, los centros de padres y apoderados de ambos colegios, manifestaron haber cumplido ampliamente con el objetivo de la convocatoria: “recibimos el apoyo de toda la comunidad y de personas que simpatizan con nuestra causa. Seguimos como siempre de pie y con energía defendiendo a la educación y es evidente que vamos en el camino correcto”, manifestó Gladys Núñez, presidenta de la agrupación correspondiente al colegio Carlos Salinas.

Las Escuelas Concentradas han vuelto a la agenda informativa luego de que el concejo municipal de Talca revocara el acuerdo de reparación del edificio, en febrero de este año; decisión que ya había sido aprobada por el mismo organismo en junio del 2011.

Marta Cortés-Monroy

Periodista

ONG Surmaule

Surmaule concentradas